Hoy se percibe una explosión del uso de medicamentos en los niños, en los colegios es posible encontrar niños que consumen fármacos y participan de terapias. ¿Qué está pasando?, se ha llegado a un nivel en el que parece más normal la patología en los niños, que “la normalidad”. Actualmente el 40% de los niños están siendo medicados de diferentes tipos de cosas y están en diversos tratamientos.
He tenido la experiencia -como psicóloga- de encontrarme con familias que consultan con el objetivo de encontrar respuesta a lo que sucede con sus hijos. Algunos de ellos ya han consultado anteriormente a profesionales que han realizado diagnósticos que sólo mantienen incertidumbre respecto a cómo relacionarse con un hijo inquieto que no responde a lo que “el colegio espera de un alumno”.
Estas familias además del dolor de tener un hijo con el que no saben qué hacer, se encuentran con una situación que permanece en el tiempo: el diagnóstico de déficit atencional. Muchas veces al recibir un diagnóstico profesional, los padres sienten que no tienen nada que hacer. Desde mi experiencia como terapeuta puedo decir que los padres son los más que tienen que hacer.
Los hijos son, lo que son, de acuerdo a lo que los padres, u otro referente significativo, han hecho con ellos. Si es que a los padres no les gusta el resultado
entonces deben cambiar el cómo se están relacionando con sus hijos. Y por lo tanto
deben dejar de buscar evaluaciones y comenzar a entrenar un nuevo estilo relacional
entre padres e hijos.
Profesionales de distintas áreas han concluido que el déficit atencional es una
manifestación de falta en el desarrollo de la voluntad. ¿De la voluntad?, sí, de la
voluntad porque actualmente la sociedad está acostumbrada a los resultados rápidos.
Entonces cuando los niños son pequeños los padres les hacen todo con el objetivo de
que consigan buenos resultados los más rápido posible; les hacen las tareas, les
preparan sus materiales para el colegio, les hacen la cama. Y después cuando los
hijos tienen 12 años los padres se quejan porque los hijos no estudian, no preparan
sus materiales para el colegio y no hacen la cama.
Descartar si a la base del déficit atencional hay un tema relacionado con la voluntad del niño o con las características del contexto en el que se está desarrollando, permite identificar qué tipo de intervención realizar y cómo realizar el entrenamiento con el que se trabajará. Determinar si es que a la base del déficit
atencional hay un tema neurológico debe ser diagnosticado por un neurólogo.
Cuando en terapia se realiza un trabajo del ámbito relacional, se realiza un trabajo en el entrenamiento de la voluntad. Físicamente la voluntad se localiza en el lóbulo frontal, debe ser entrenada y se relaciona con la toma de decisiones. Cuando las personas van descubriendo nuevos modos de relacionarse, estas nuevas experiencias van generando conexiones cerebrales que pueden ser entrenadas durante toda la vida. Cuando una experiencia se va sistematizando empieza a formar parte de la persona y a nivel neurológico se desarrolla una vía que se va consolidando y permite encontrar una respuesta inmediata, que se manifiesta en un cambio de conducta.
A nivel energético y evolutivamente a contar de los doce años, la voluntad comienza a focalizarse en el plexo solar; centro fundamental para generar la fuerza de lograr lo que se quiere.
Actualmente, al rededor de los 7 años de edad, cuando los niños ingresan a la enseñanza básica están siendo medicados con el objetivo de que se concentren en sala de clases y obedezcan a sus profesores.
Como psicóloga mi responsabilidad no es hablar de fármacos, pero sí puedo decir que hay estudios que demuestran que los seres humanos podemos desarrollar conexiones neuronales a través de experiencias nuevas a lo largo de toda la vida.
Estas conexiones nuevas para que se desarrollen deben ser entrenadas. Muchos fármacos dopan o anestesian síntomas que están a la base de trastornos conductuales que pueden ser modificados cambiando el cómo las personas se relacionan.
Entonces, ¿cómo podemos hacer de los niños personas felices y que se hagan
cargo de sí mismas? Esta experiencia consiste en hacerse consciente de lo que cada
uno de nosotros quiere y generar las condiciones para que sea posible. Los padres
deben hacerse cargo de qué tipo de ser humano quieren que sea su hijo cuando
adulto. Para eso es importante ordenar el horario del sueño, la alimentación porque
las necesidades básicas determinan y reflejan lo que somos. Los niños son seres que
están creciendo y se están formando, por lo tanto la calidad de las condiciones en que
se desarrolle determina la formación de todo su sistema.
Daniela Paz,
Psicóloga
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