jueves, 25 de febrero de 2010

Emoción, Acción y Aprendizaje

El amor es la emoción que constituye el domino de acciones en que nuestras interacciones hacen al otro un legítimo otro en la convivencia.


Las emociones nos movilizan la acción, en este sentido el rol de la educación es significativo en cuanto a que debe existir consistencia entre la conducta de los individuos en sociedad y lo que las escuelas de las que han participado han pretendido enseñarles.


Esta situación sugiere la necesidad de examinar el camino escogido por la educación para influir sobre la conducta o modificarla. Tradicionalmente este camino ha consistido en “pasar” materias de estudio, y ha existido discordancia entre las materias de estudio y la conducta.


La función afectiva de la enseñanza se relaciona con la vida práctica; con las emociones, las pasiones, los estados anímicos, los motivos, la sensibilidad moral y la capacidad de experimentar sentimientos, inquietudes y empatía.


Es así como surge la inquietud respecto a cómo influyen las emociones en el proceso de aprendizaje, en la motivación y las funciones cognitivas. Desde la experiencia he participado de espacios en que he notado que las emociones no son sólo afectos o sentimientos intensos; son expresión de las fuerzas básicas que dirigen y gobiernan la conducta.


Llevando esto al plano de la educación insisto en que los profesores deben explorar enérgicamente el dominio afectivo del aprendiz que es tan importante como el cognitivo, este último es una forma natural de aumentar la capacidad de satisfacer necesidades interiores.


El sistema educacional debe fomentar la armonía entre afecto y conocimiento. El conocimiento puede generar uno u otro sentimiento, pero los sentimientos son los que generan la acción. Es por lo tanto indispensable un vínculo con el mundo emocional del alumno, sólo así el conocimiento llega a influir en la conducta.


Ocuparse de las inquietudes del alumno significa reconocerlo y respetarlo validando sus experiencias y sentimientos. Cuando los profesores advierten a los niños que la experiencia que ha tenido nada tiene que ver con el conocimiento “valioso” que la escuela se propone desplegar ante él, está invalidando al niño ya que él es su experiencia.


En mi experiencia de trabajar con profesores me he encontrado con diferentes estilos desde los que ellos hablan de los problemas reales que enfrentan los alumnos. Recuerdo una ocasión en la que un profesor señaló al hablar de la situación emocional de un alumno “Nos estamos yendo por las ramas; volvamos al tema”. Esta observación lleva a la conclusión de que algunos profesores ignoran el dominio afectivo como contenido y suponen que los alumnos se sentirán motivados para aprender una materia si se ejerce sobre ellos la presión necesaria.


El proyecto educativo de las escuelas de hoy debe estar orientado por objetivos focalizados en el comportamiento del estudiante y en su relación con los demás. Además de cumplir con los programas correspondientes a distintas materias es necesario que el proyecto educativo se programe para ayudar al estudiante a desarrollar su comportamiento y a relacionarse en redes sociales.


Entender la educación cómo eje de una sociedad implica necesariamente que los programas educacionales tengan un enfoque humano amplio que de cabida alas emociones basándose en lo relacional y vinculado con las preocupaciones de los jóvenes de hoy.



Por: Daniela Paz S. del C.

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